Historia de un símbolo de la unidad
La construcción del ferrocarril del Ecuador constituyó un símbolo de unidad nacional que contribuyó decisivamente a la consolidación política, al progreso y modernización del país. El precursor de la obra fue el presidente Gabriel García Moreno, quien inició este proyecto después que la Asamblea Constituyente de 1861 autorizó la contratación de empresas nacionales y extranjeras para que se construya la línea férrea.
En 1873, Gabriel García Moreno, puso al servicio 91 Km. de vía en la Costa ecuatoriana, desde Yaguachi hasta Milagro. Tras su muerte, 22 años más tarde, en 1895, con el triunfo de la Revolución Liberal, la obra fue retomada por el General Eloy Alfaro Delgado, quien delegó el análisis y estudio de un nuevo trazado al ingeniero norteamericano Sighald Muller, que calificó al proyecto como “el ferrocarril más difícil del mundo”, debido a los obstáculos que debía enfrentar.
En 1897 la empresa “Guayaquil & Quito Railway Company”, dirigida por Archer Harman, asumió la construcción. Luego de 11 años, llenos de vicisitudes, el ferrocarril cumplió el sueño de conectar la costa con la sierra; y, a su paso, enlazó a un considerable número de pueblos y ciudades, de gentes y culturas, de zonas productivas y mercados.
Eloy Alfaro, en su discurso de inauguración del 25 de junio de 1908, dijo “…día es este, el más glorioso de mi vida, porque es la realización de los más grandes ideales del país y que han sido y son los míos propios; llevada a cabo precisamente con el apoyo eficaz y constante del magnánimo ejército de la libertad y de la civilización, los cuales en esforzada vanguardia han venido venciendo los obstáculos del camino, pulverizando montañas y aplanando la senda para la realización de la gran obra”.